La
pregunta del título, reconocida por una famosa canción, expresa una inquietud
que está presente en nuestras vidas: otros ven algo de mí que no puedo ver por
mí mismo. Es que no puedo mirarme a mí mismo sino a través del espejo de la
mirada de los otros. En la película Kaos (1984) un hombre vuelve a la casa de
su infancia e imagina un diálogo con su madre fallecida. El hombre no llora por
ella, porque la imagina viva, y dado que él la puede pensar, ella vive en su
recuerdo. Sin embargo, llora por él: “Yo lloro
porque tú no puedes pensarme a mí. Cuando estabas sentada aquí, yo decía: si
ella desde la distancia me piensa, yo estoy vivo para ella, y eso me sostenía y
me confortaba…ahora que tú estás muerta y ya no me piensas más, ¡ya no estoy
vivo para ti…y no lo estaré nunca más!”. En cuanto ella ya no está para
pensarlo, él ha perdido parte de su existencia. Algo de esto experimentamos
muchas veces cuando sentimos la necesidad de que a alguien le importe cómo
estamos, qué hicimos, o incluso pequeñas cosas de nuestra cotidianeidad.
Para
el psicoanálisis es fundamental la idea de que la existencia nos viene del
reconocimiento de los otros. Nos vemos en la mirada de los otros. Por ejemplo,
un recién nacido puede “ver” pero su “mirada” se organizará a partir de la
mirada de los otros.
Hay
diferentes tipos de miradas que otorgan existencia y marcan la vida:
-“La
mirada que aprueba”: es la que nos otorga reconocimiento, nos apacigua, nos
alienta, nos ubica en el tiempo y el espacio, nos gratifica. Por ejemplo, reparemos
en las fotos que circulan en distintas redes sociales en espera de al menos un
“me gusta”. En esa práctica, a la que estamos tan habituados, se expresa la
necesidad de ser vistos para existir. Parafraseando a Descartes podríamos
decir: “me ves, luego existo”.
-“La
mirada que lastima”: es la mirada que inhibe, que paraliza, que humilla, que
censura, que discrimina. La mirada de los otros puede ser muy cruel. Si bien es
cierto que vivimos en una época donde se remarca que no nos debe importar lo
que los otros piensen de nosotros o cómo nos miran; sin embargo, en el fondo
hay una imposibilidad de que eso no nos afecte en algo, ya que, en parte, no
podemos prescindir totalmente de esas miradas. Sin embargo, también es cierto
que cabe la posibilidad de defendernos ante ellas y/o de minimizarlas.
-“La
indiferencia, la no mirada”: es cuando los otros ven sin mirarnos, sin
registrarnos, sin detenerse. Lo habremos experimentado: la indiferencia nos
deja sin existencia en tanto nos tornamos un objeto para los otros. Ante eso,
uno no puede ni siquiera defenderse. Entonces, nos volvemos trasparentes para
los otros. Cuando nos falta la mirada de los otros nos sentimos perdidos, nos
percibimos como un fantasma para nosotros mismos.
Finalmente,
cabe aclarar algo importante. Para el psicoanálisis, la mirada es siempre una
interpretación que encierra intrínsecamente una dimensión de “paranoia”
(persecutoria): siempre se trata de lo que yo “creo” que el otro ve en mí.
Entonces, sólo cabe interpretar, y por eso mismo, los otros me ven de una
manera a la cual no podré acceder nunca completamente. Siempre será una
interpretación, un supuesto, una incógnita. Esto deja una puerta abierta para
el error, para el malentendido o el equívoco. Hay un abismo entre los otros y yo,
que es infranqueable. Uno nunca podrá ponerse totalmente en el lugar de los
otros, éstos constituyen un límite.
En
definitiva, los otros, en tanto nos miran, visten nuestra desnudez existencial,
nos ven como nunca podremos vernos y eso hace que siempre dependamos de su
mirada. Por eso, la mirada que nos da existencia propia, en el mismo acto, nos
la quita, porque quedamos existiendo para otros. En palabras del filósofo
francés, J. P. Sartre: “Soy poseído por
el prójimo; la mirada ajena modela mi cuerpo en su desnudez, lo hace nacer, lo
esculpe, lo produce como es, lo ve como yo no lo veré jamás. El prójimo guarda
un secreto: el secreto de lo que soy”. Entonces “¿Qué ves cuando me ves?”
implica una respuesta imposible. En ese misterio, nunca sabré realmente quién
soy.
Lic. Ariel Juan Bianconi. Psicoanalista.
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